07 mayo 2013

La Leyenda del tiempo


Cuando escuché por primera vez La Leyenda del tiempo de Camarón no fuí consciente de lo que estaba oyendo. Con el tiempo empecé a valorarla, la manera de entrar el bajo, que no sólo tiene una entrada soberbia en la canción, sino que significó la entrada de la modernidad en el flamenco, no sin pocas críticas de los puristas de entones. En fin, no soy purista, ni siquiera soy flamenco, soy un amante de las cosas bien hechas y, sin duda, la versión de Camarón de la Isla está muy bien hecha.

Creo que merece la pena acercarse sin prejuicios a la música, especialmente al flamenco y a Camarón, porque, en definitiva, la música es sentimiento y el Flamenco es sentimiento en estado puro, desde la alegría a la tristeza más desgarradora sin máscaras, con gargantas rajadas o coros de voces festivas.
Por ello deberiamos olvidarnos de esos generos de "flamenco fácil" que retumban los subwofers de coches de barrio, el Flamenco no se merece eso y José Monje menos aún.

Pero lo mejor de una gran obra como la Leyenda del tiempo es la influencia que es capaz de tener sobre los que la observan, la oyen, la disfrutan...y si esa influencia actua de manera importante sobre los simples mortales es aún mayor en personalidades con cierta sensibilidad especial.
La sensibilidad que tuvo Lorca para escribirla y Camarón para hacerla partícipe de la revolución de la música flamenca. Pero no puedo dejar de acordarme de la versión de Enrique Morente.


En uno de los que, para mi gusto, es de los mejores discos de Flamenco de la historia, (Lorca,1998) por su calidad musical, por la manera de encadenar un tema con otro, por el atrevimiento que siempre demostró Morente al ser capaz de indagar en el flamenco y ligarlo con otras músicas. Y digo ligarlo porque lo de la fusión ya degeneró bastante y porque lo que hacía Morente era más que fusionar, cocinaba sus platos, sus canciones, combinando los mejores elementos de los que disponía en su cocina. Experimentaba, como lo puede hacer Adriá, con todos esos ingredientes para crear obras maestras, muchas a lo largo de su carrera, todo el mundo de la música alabó Omega, con Lagartija Nick y poemas de Leonard Cohen. Pero en Lorca (1998) cierra un menú de  lo más completo, un menú en el que se sirven los platos y los degustas sin darte cuenta de que van pasando, te van llenando, sin empalagar. Cada plato con la cantidad justa para dejarrte con hambre de más y para llegar a la sobremesa a gusto.

1 comentario:

  1. Sé que para ti el honor será más que dudoso, pero me honro en ser el primero que deja su estampa en este tu blog. Enhorabuena y bienvenido al mundo bloguero. Con respecto a tu entrada, el flamenco es una de mis cuentas pendientes en el mundo de la música. Tengo gustos variados (rock, pop, jazz y clásica mayormente) pero hay ciertas puertas que aún tengo apenas entornadas. ¿Por qué entornadas? Porque si bien soy un ignorante y un desconocido del flamenco, uno de los mejores discos instrumentales que tengo en mi discoteca es "Agüita que corre" de Carles Benavent, que podríamos llamar flamenco fusión como tú mismo comentabas. Y también como tú mismo comentabas, se trata mucho más que de eso. Es música en estado puro: llena de vitalidad, de sentimiento, de emoción... De vida, en resumen, que es de lo que se trata cuando uno escucha música. Por cierto, ya que has mencionado a Leonard Cohen, hace unos días volví a escuchar su disco "I'm your man", el cual también me enorgullezco de tener en mi colección musical.

    Por último, te dejo un enlace con un artículo musical que escribí en mi blog hace unos meses. Espero que te guste, o si no, que te ayude a coger el sueño si te falla lo de contar ovejas.

    http://elhombrequenosabiademasiado.blogspot.com.es/2012/07/la-voz-de-la-conciencia.html

    Un abrazo.

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