03 junio 2013

Al ritmo del agua


En mi opinión es complicado decir más cosas con menos palabras, ninguna.

La música instrumental abunda y, sin duda, toda debería expresar y transmitir. Lo consiguen unas más y otras menos, dependiendo de la habilidad del artista, compositor e intérprete.

Dorantes es artista y sabe transmitir. Es capaz de asumir el riesgo que supone el piano flamenco, nada fácil, y es capaz de hacer que te olvides de que es un piano y de que es flamenco. Consigue su propio aire especial y único.

Semblanzas de un rio no hay duda de que transmite, mucho. Si cierras los ojos puedes ver como brota el agua entre las piedras, como fluye en sus primeros pasos entre el musgo y como se acelera en cascadas y saltos hasta que su caudal aumenta.
Se decelera cuando llega a los llanos y se amansa, hasta que llega a un puente, otro salto, otra vez el repiqueteo de las gotas y el chocar contra las rocas.
Se le suman afluentes que le dan viveza y vuelve a recobrar brío.


Y vuelve a calmarse para llegar al mar. Y se desvanece.

Es Guadalquivir y Andalucía. Es flamenco. Es algo grandioso poder recorrer la geografía de una tierra de punta a punta, de Cazorla a Doñana, gracias a un piano y a las manos de un maestro como David Peña Dorantes.

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